Latencias se compone de una serie de dispositivos electrónicos reciclados que descansan sobre una pantalla que anima y da nueva vida a las tecnologías obsoletas. El artista trabaja como un arqueólogo, encontrando elementos entre montones de desecho en chatarrerías y centros de reciclaje (verdaderos cementerios de la electrónica de consumo) para después organizarlos sobre pantallas, como si fueran restos frágiles de una época pasada.
Las animaciones intentan capturar nuestra compleja y a veces ambivalente relación con la electrónica de consumo. La compra de los últimos gadgets nos hace sentirnos como ciudadanos sofisticados de la era digital. Sin embargo, estas tecnologías se descomponen o se vuelven obsoletas a un ritmo trepidante. La serie Latencias presenta bodegones contemporáneos, insidiosos recordatorios de nuestro propio proceso de envejecimiento y fecha de caducidad inevitable.
Temas relacionados con la memoria y la identidad son explorados en este grupo de obras. A lo largo de su vida el usuario desarrolla una relación muy íntima con sus objetos de consumo electrónico, que en muchos casos se convierten en depositarios de sus recuerdos, y herramientas de comunicación con el mundo exterior. Daniel Canogar intenta revelar las memorias, tanto personales como colectivas, que parecen atrapados en el interior de las tecnologías que conforman la serie, recuerdos de una época en la que tenían vidas completamente funcionales y útiles para nosotros.
Las animaciones intentan capturar nuestra compleja y a veces ambivalente relación con la electrónica de consumo. La compra de los últimos gadgets nos hace sentirnos como ciudadanos sofisticados de la era digital. Sin embargo, estas tecnologías se descomponen o se vuelven obsoletas a un ritmo trepidante. La serie Latencias presenta bodegones contemporáneos, insidiosos recordatorios de nuestro propio proceso de envejecimiento y fecha de caducidad inevitable.
Temas relacionados con la memoria y la identidad son explorados en este grupo de obras. A lo largo de su vida el usuario desarrolla una relación muy íntima con sus objetos de consumo electrónico, que en muchos casos se convierten en depositarios de sus recuerdos, y herramientas de comunicación con el mundo exterior. Daniel Canogar intenta revelar las memorias, tanto personales como colectivas, que parecen atrapados en el interior de las tecnologías que conforman la serie, recuerdos de una época en la que tenían vidas completamente funcionales y útiles para nosotros.